Aún resuena el eco de la súplica que dirige el leproso a
Jesús en el evangelio de este domingo: depende de tu voluntad el hecho de que
yo sane, sólo y exclusivamente de un acto voluntario tuyo.
He ahí también la súplica de los pueblos empobrecidos: ¡Si
quieres, puedes limpiarme!, ¡Si quieres, puedes curarme!, ¡Si quieres, puedes
quitar mi hambre!, ¡Si quieres, puedes salvarme!
¡Qué sencillo!, cuando vemos las dificultades en la que se
ven envueltos algunos países, los conflictos, las guerras. Pensamos que son
problemas de difícil solución, o al menos, conflictos dónde nosotros podemos
hacer bien poco.
Pero las palabras del evangelio hablan de un simple acto de
voluntad: si quieres.
Si quieres, puedes
averiguar el porqué de esos conflictos.
Si quieres, puedes
ahondar en la implicación que nuestros hábitos de vida tienen en estos
conflictos.
Si quieres, puedes cambiar tu vida para que cambie la vida
de otros.
Para muestra, un botón..........
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