lunes, 13 de febrero de 2012

- Si quieres, puedes limpiarme. Mc1, 40


Aún resuena el eco de la súplica que dirige el leproso a Jesús en el evangelio de este domingo: depende de tu voluntad el hecho de que yo sane, sólo y exclusivamente de un acto voluntario tuyo.

He ahí también la súplica de los pueblos empobrecidos: ¡Si quieres, puedes limpiarme!, ¡Si quieres, puedes curarme!, ¡Si quieres, puedes quitar mi hambre!, ¡Si quieres, puedes salvarme!

¡Qué sencillo!, cuando vemos las dificultades en la que se ven envueltos algunos países, los conflictos, las guerras. Pensamos que son problemas de difícil solución, o al menos, conflictos dónde nosotros podemos hacer bien poco.

Pero las palabras del evangelio hablan de un simple acto de voluntad: si quieres.

Si quieres,  puedes averiguar el porqué de esos conflictos.

Si quieres,  puedes ahondar en la implicación que nuestros hábitos de vida tienen en estos conflictos.

Si quieres, puedes cambiar tu vida para que cambie la vida de otros.

Para muestra, un botón..........


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